Serise

¿Qué sabemos realmente sobre transexualidad?

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Próximamente, los días 12, 13 y 14 de Abril, se celebran en la Universidad de La Rioja las  VII Jornadas sobre Diversidad Afectivo-Sexual y de Género, este año, bajo el título “Transexualidad y educación”.

¿Creemos que en la sociedad se tiene claro qué es exactamente la transexualidad?

En numerosas ocasiones se escucha por ahí que la transexualidad significa haber nacido en un cuerpo equivocado. Y yo me pregunto…  ¿Es que hay cuerpos correctos y cuerpos incorrectos? Los tiros no van por ahí…

Otras veces, se confunde transexualidad con travestismo, siendo éste el hecho de vestirse con elementos característicos del sexo socialmente establecido como ¿opuesto? ¿contrario? (como ya os he dicho en otras ocasiones, ¡hay que ver la de significados y mensajes que transmiten las palabras que se usan con tanta frecuencia!).

La transexualidad significa que el sexo asignado al nacer no es el mismo que el sexo al que esa persona siente que pertenece (o sexo que siente que es).

Si concibiéramos al ser humano como un claro ejemplo de la diversidad existente en la naturaleza, si consiguiéramos apartar el hermetismo mental que se nos ha inculcado desde bien pequeños/as, si pudiéramos superar el excesivo reduccionismo que supone entender que un hombre es sinónimo de pene y una mujer sinónimo de vulva, quizás, algún día, llegáramos a entender que no existen cuerpos equivocados, sino personas con diferentes características, cuya pertenencia a un sexo u otro no estaría determinada por sus genitales, pudiendo darse, dentro de la riqueza y diversa realidad humana, hombres con vulva y mujeres con pene.

Ya lo dice el sexólogo Joserra Landarroitajauregi, “que la identidad sexual suele estar clara a los dos o tres años y no depende de lo que tengamos entre las piernas sino en el cerebro”. Cabe señalar aquí entonces, la distinción que habitualmente realizamos entre sexo que se tiene (genitales) y sexo que se es (lo que sentimos), y que por tanto, estas dos circunstancias no siempre “dirán” lo que socialmente se espera que sea un hombre o una mujer.

Otra cosa es, que la persona en cuestión, desee o tenga la necesidad individual de hacer lo que en su mano esté para que su cuerpo, su apariencia y su sexo sentido vayan de la mano, ¡ojo! socialmente, ya que el hecho de que una persona no considere necesario que genitales, físico, etc. e identidad sentida expresen lo mismo, no significa que sigan caminos opuestos, contradictorios o incompatibles. ¡Nada más lejos de la realidad!

La diversidad suma, aporta y amplifica la riqueza humana.