Serise

Cuánto feminismo hace falta en nuestras vidas…

“Tengo iniciativa, soy luchadora, me gusta el fútbol, arreglo los aparatos eléctricos en mi casa PERO (y aquí viene el gran e incomprensible pero), no soy feminista”.

Increíble aportación de una mujer.

En pleno siglo XXI me cuesta entender cómo es posible que una mujer no se considere feminista. De verdad. Hago esfuerzos por comprenderlo y no puedo. Que una mujer no se considere feminista me parece algo realmente grave.

¿En serio no cree necesaria la igualdad en derechos, oportunidades y un sinfín de cosas más entre hombres y mujeres?

Muchas y muchos afirman que cómo no van a querer esa igualdad, pero que claro, hay feministas que… Y aquí cabe de todo: son muy radicales, se desnudan en iglesias, se manifiestan con sus cuerpos pintados, se quejan de cualquier broma…

¿Qué imagen se está transmitiendo del feminismo a la sociedad para que exista tanto rechazo?

No es la primera vez que me encuentro con reflexiones de este tipo en las que parece que afirmar que se es feminista es algo por lo que avergonzarse o algo con lo que no quiere que se nos relacione.

Cada persona llevará  a cabo aquellas conductas feministas con las que se sienta cómoda y con las que vayan en la misma dirección que sus ideas. A veces se nos tacha de “tiquismiquis”, diciendo que “bueno…es un chiste, tampoco es para ponerse así…”, “bueno es una campaña publicitaria, tampoco pasa nada porque la imagen que se transmite de la mujer no sea la más real…”.

Y es que,  lejos de extremismos, vivimos en una sociedad en la que las series, los anuncios, las canciones, los chistes, etc. calan hasta lxs más pequeñxs y siguen propiciando el mejor terreno para que una cultura machista siga cultivándose a sus anchas.

Entonces… ¿sólo las mujeres podemos ser feministas?

Rotundamente no. Al igual que observamos multitud de mujeres con actitudes machistas, por suerte, encontramos a muchos hombres que defienden el feminismo.

Dentro del movimiento social hay muchas corrientes que difieren en su filosofía, sus pilares básicos, sus actuaciones… Hay ciertos temas que por lo que he podido percibir, resultan más discordantes en las distintas corrientes, como son por ejemplo: el aborto, la maternidad, la prostitución, concebir a los hombres como compañeros de lucha o como enemigos…

Bajo mi punto de vista, la corriente con la que me siento más identificada es aquella que defiende los derechos y las opciones de todas las mujeres, sin entrar en juicios mediados por nuestros valores y nuestra moral individual. De nada me sirve que una corriente se considere feminista y deje de lado a algunas mujeres que deciden por propia voluntad ejercer la prostitución, las que se depilan y las que no, a las que les gusta ponerse tacones y vestido y a las que no se han puesto unas medias en su vida, aquellas que eligen dejar de trabajar por criar a su hijx y a las que pagan una guardería por no dejar de lado su profesión… Porque al final, se está cayendo de nuevo en la trampa de establecer categorías entre “las buenas y las malas mujeres”.

Y para terminar, os dejo con una situación que me encontré recientemente en la que el feminismo brilla por su ausencia… Una mujer en la pescadería que se muestra dubitativa sobre lo que va a comprar y “marea” un poco a la dependienta. Finalmente se decide. Coge su bolsa, se va, e inmediatamente después, la chica que hay tras el mostrador,  le dice a su compañera en un volumen perfectamente oíble para el resto de personas que estábamos allí:

“¡Qué pesada! Y luego se quejan porque las matan”.

Ahora me diréis que el feminismo no hace falta… Simplemente repugnante.

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