Llevo un tiempo observando las publicaciones que suelen realizarse en las diferentes redes sociales. Más concretamente, en Facebook (aquí os dejamos el nuestro).Sobre todo, aquellas muestras de amor que se dedican algunas parejas sin cesar en sus respectivos muros.

No cabe duda que las redes sociales tienen numerosos beneficios. Abrir la ventana de par en par de nuestra intimidad y privacidad, no creo que sea uno de ellos, al menos para mí. Cada uno/a gestiona estas áreas como prefiere y muestra lo que desea.

En las relaciones, existe cierta tendencia a compararnos con aquellas que tenemos a nuestro alrededor y es que, aunque las comparaciones dicen que son odiosas, a veces puede resultar una costumbre inevitable. Este hecho, en muchas ocasiones, puede traernos resultados poco deseables. ¿Por qué?

En todas las relaciones existe un escaparate y una trastienda. En el primero, solemos mostrar la cara más bonita de nuestra relación, aquello que queremos que se vea. En la segunda, almacenamos todas aquellas cosas que no nos gustan, que preferimos que se mantengan en los límites de la pareja, como pueden ser el caos, el desorden, las discusiones…

Lo que sucede es, que cuando tendemos a compararnos con los demás, no lo realizamos al mismo nivel, ya que solemos poner en la balanza, nuestra trastienda con los escaparates ajenos, dándonos un resultado aparentemente negativo. Además, este hecho no solamente ocurre en las relaciones de pareja, también tenemos la costumbre de hacerlo con los trabajos, las relaciones de amistad, nuestras pertenencias materiales, etc.

Invertimos tantos esfuerzos en intentar averiguar qué tiene la relación del vecino que falte en la nuestra, que nos olvidamos de darle el verdadero valor a aquellas características presentes en nuestras relaciones que las hacen únicas.

Más declaraciones de amor en los muros de Facebook no siempre son sinónimo de mayor felicidad. De hecho, es curioso ver, cómo en un gran porcentaje de los casos de asesoramiento o terapia de pareja que realizamos, han surgido conflictos cuya base reside en un “no has dado me gusta a mi publicación de Facebook”, “quién es esta persona a la que sigues”, etc.

Os invito a que invirtáis más tiempo y dedicación en el cultivo de las interacciones de pareja reales y no tanto en las virtuales y, sobre todo, que reflexionéis sobre esos pequeños detalles que hacen grandes las relaciones, que las convierten en proyectos que merecen la pena vivir, sin necesidad de comparaciones.

Si queréis conocer más sobre enamoramiento, amor y pareja, os recomiendo que echéis un vistazo a:

“El enamoramiento. De las drogas naturales al trabajo de la pareja”.